lunes, 11 de junio de 2012

Gracias por venir


Lector, 

Si estás leyendo esto o bien me conoces o simplemente has llegado aquí por accidente. Si esta es la única entrada que hay en este blog sólo los del segundo grupo sabréis de su existencia y también sabréis que eso significa que A sesión continua no ha podido ir peor. Pero no adelantemos acontecimientos.

Lo más parecido que he vivido en primera persona a una sesión continua eran los dobles y en sus mejores tiempos triples programas que uno podía ver por televisión como en Klaatu Barada Niktó en la televisión autonómica catalana o las maratones de video que uno veía una y otra vez hasta que podía oír gemir la cinta al ser reproducida por enésima vez.

Pero antes, la sesión continua, la de verdad, tenía lugar en las grandes salas de cine de muchas ciudades. No eran sesiones dobles ni triples como aquellos programas catódicos, era la posibilidad de pagar una vez y poder ver todas las veces que uno quisiera hasta que cerraran el cine la misma película hasta el hartazgo. Uno podía echarse a dormir a media película y despertarse al principio de la siguiente sesión mientras el mundo ahí fuera seguía girando, o poder ir al baño sin maldecir el haberse bebido ese vaso de agua que está a punto de costarle perder el hilo de la película que había pagado por ver en baratas pesetas.
A pesar de todo, este no es el motivo por el que este blog responde a este nombre. No hay ninguno. Sencillamente algún nombre había que ponerle y este parecía lo suficientemente bueno y abierto como el mejor de los posibles. Internet es una gran herramienta de comunicación y información, pero es también y sobretodo un puñetero escaparate. Si uno hace referencia a una película o a un género en cuestión ya se está posicionando y poniendo sobre aviso al lector. El elegido deja a las claras de lo que va a ir esto: de cine. Y punto. 

La “A” que precede al “sesión continua” del título tiene una explicación menos honrosa todavía: ya existe algo parecido a un blog llamado Sesión continua con lo que algo había que hacer al respecto y apareció la primera del alfabeto como salvadora. A sesión continua implica ir tirando sin parar nunca hasta el cierre, como la vida misma y es un buen ejemplo de cómo a base de darle vueltas a algo se puede encontrar alguna justificación mejor que casi siempre se construye sobre el inmortal “porque sí”.
 
Las opiniones que aquí escriba son mías y no pretenden sentar cátedra sobre las películas de las que se habla, pero intentaré justificarlas lo mejor que pueda dentro de lo posible aunque tampoco me siento obligado a mantenerlas o defenderlas a capa y espada, puedo cambiar de opinión ya sea dentro o fuera de este blog. 

El criterio seguido para elegir las películas que irán engrosando semanalmente (o eso espero) el número de entradas en este blog responde a mis filias, fobias y intereses particulares, pero creo que cada uno tiene derecho a ver las películas que quiera ver y de que le gusten o no según su opinión y la de nadie más. No me hagan caso si no creen que deban hacerlo y saquen sus propias conclusiones. 

También creo que mis amigos y conocidos tienen derecho a que deje de darles la tabarra hablando de cine. Ahora pueden saber mi opinión mientras miran la tele o como se desconcha la pared de la cocina y yo podré levantar delirios varios  y teorías absurdas sobre películas que ni sus responsables recuerdan haber filmado sin comprensibles interrupciones. Cualquiera podrá desmontarme el castillo de naipes, pero podrán leer la versión completa antes de echarla abajo para ver si sigue siendo una fantasmada o la cosa iba en alguna dirección. Nadie me paga por hacer esto así que mi opinión es tan libre como la del lector sobre lo que digo y las películas sobre las que hablo. El aspecto del blog debería ir mejorando con el tiempo; mis capacidades para con internet son casi nulas pero espero que el contenido merezca lo suficiente la pena como para paliar la sencillez del envase. Y también espero, sobretodo, que lo disfruten. Yo pienso hacerlo. 

Gracias por venir.

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